Verán, el ejercicio del verdadero poder en los sistemas
políticos democráticos no se encuentra en las manos del Presidente, de los
Secretarios o de los Diputados o Senadores, los Gobernadores o los Presidentes
Municipales. No. Si bien todos ellos ostentan un poder político diferente, con
variadas atribuciones, que obviamente permite la toma última de decisiones
políticas, administrativas, económicas o sociales... lo cierto es que en la
cadena de delegación del poder ciudadano hacia las instancias políticas estos
cargos políticos ocupan el penúltimo de los escalones.
¿Quién o quiénes ocupan el último escalón, el más elevado
en la gestión del poder político? Les doy una pista: “Sí, Ministro”. Para
quienes no atinen a qué hago referencia les diré que ese es el título de una
serie televisiva británica cómica que, durante varias temporadas, ponía de
relieve en clave cómico-política las enormes dificultades a las que debía hacer
frente un Ministro inexperto del gobierno británico (que posteriormente se
convertiría en Presidente) en sus intentos por llevar a la práctica decisiones
políticas que había presentado en su plataforma electoral [les recomiendo una
visita al YouTube, porque además de reír van a aprender muchísmo sobre la
dinámica político-administrativa de gestión de gobierno].
¿Y porqué tenía dificultades por cumplir con sus
promesas? ¿Quién o qué se lo impedía? Les avanzo la respuesta para poder luego
entender lo que sigue: los altos burócratas. Nos encontramos así ante el último
escalón del poder político en las democracias consolidadas: la Administración
Pública. Olvídense de los cargos políticos: quien realmente condiciona
finalmente la toma de decisiones y muy especialmente la ejecución de las mismas
son los altos cargos de las Administraciones Públicas. Ellos son, como subgrupo
social, los depositarios últimos del poder ciudadano, puesto que son los
encargados de convertir decisiones políticas en realizaciones prácticas. Si lo
prefieren se lo pongo “más bonito”: son los encargados de implementar las
políticas públicas.
Fíjense que esta afirmación es tremendamente relevante
para analizar la encuesta de GII360 sobre el plan de continuidad de Mancera. Y
lo es porque los datos nos muestran un cambio de tendencia –faltará por ver si
de fondo o meramente coyuntural- sobre la práctica habitual en un sistema
político como el mexicano.
Si aceptamos la explicación anterior lo que se sigue de
ella es que la pieza clave del rendimiento político (y democrático) de un país
se sitúa (además de en los políticos) en la configuración de la Administración
Pública. Asumiendo el riesgo de la simplificación les diré que hay dos grandes
modelos, el continental (o de matriz francesa) y el “spoil-system” (o de matriz
anglosajona). En el primero la Administración Pública presenta como
característica principal la estabilidad de sus recursos humanos, seleccionados
bajo criterios de mérito y capacidad. Esto es, un ciudadano accede a un puesto
de la Administración demostrando en un proceso público competitivo (denominado
oposiciones) sus méritos y su competencia técnico-profesional. Una vez obtenido
el ingreso ya no será removido, con lo que dicha estabilidad garantizará que
durante su vida laboral –independientemente del color político de los titulares
del gobierno- servirá a los ciudadanos y adquirirá una experiencia competencial
clave (una “expertise”) para el ejercicio de su cargo.
En el polo opuesto los sistemas de “spoil-system” (cada
vez menores) se basan en la “colonización” de gran parte de la Administración
Pública por parte de los allegados, colaboradores, militantes o votantes de los
partidos que, en cada elección, obtienen el gobierno. Si bien ello permite
“devolver favores o apoyos”, en la práctica supone que una parte significativa
de la maquinaria pública se pone en ceros tras cada legislatura. Incluso siendo
el mismo partido el que obtenga la victoria, en función de la “família
política” que haya liderado la/s candidatura/s. ¿Verdad que les suena de algo
este modelo?
Pues bien, los datos de la encuesta nos muestran que algo
empieza a cambiar en la práctica habitual en el contexto mexicano cuando dos
terceras partes de los encuestados están de acuerdo en que los funcionarios de
la administración Ebrard sigan ahora en la nueva administración Mancera
(66,7%). Sinceramente les digo que, desde mi modesto punto de vista, es una de
las mejores notícias al respecto. Ello habría de facilitar cierta garantia no
sólo sobre la continuidad de determinadas políticas públicas... sinó mucho más
importante, sobre la eficacia, eficiencia y desempeño de la administración
capitalina. En esa dirección deben entenderse las afirmaciones de otra vez casi
los dos tercios de los encuestados sobre que les interesaría saber sobre la
experiencia (32,9%) y su desempeño anterior (30,7%) de dichos funcionarios.
Porque esa es la clave: evitar la dinámica del eterno comienzo, cual Sísifo, de
las administraciones públicas mexicanas.
Sólo así será fácilmente conseguible que, tal y como
muestra casi el 60% de los encuestados, Mancera pueda cumplir con las promesas
electorales y, especialmente, dar continuidad a los programas políticos, a las
políticas públicas que han venido desarrollándose y que siguen reclamándose por
parte de la mayoría de los encuestados: seguridad, generación de empleos y todo
lo relacionado con las políticas sociales asistenciales.
Dr. Josep Mª Reniu - Director de los Estudios de
Ciencia Política y de la Administración (UB) - @jmreniu – http://www.ub.edu/OGC/JMReniu.htm
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe parece una excelente entrada. El doctor Reniu nos lleva de la mano para conocer a fondo la estructura política, ya que muchas veces pensamos que son los Diputados, Presidentes Municipales, Jefe de Gobierno, Presidente o gobernadores los que tienen todo el peso en las desiciones y olvidamos por completo a la Administración Pública. Queda claro que los ciudadanos quedamos muy satisfechos con la administración de Marcelo Ebrard y esperamos que Mancera siga por ese camino y de ser posible lo mejore. Saludos cordiales.
ResponderEliminarDesde mi punto de vista me parece muy bien que la gente este al tanto sobre nuestra estructura politica, y me alegra como ciudadano saber que la gente estuvo a gusto con la administracion de Ebrard, todos esperamos mucho de la nueva administracion de Miguel Angel Mancera en nuestra ciudad.
ResponderEliminarSaludos
Me parece excelente esta entrada, pues refleja de muchas maneras, lo que en estos momentos sentimos los mexicanos.
ResponderEliminarUn excelente trabajo que nos brinda la oportunidad de saber que la estructura política esta cambiando, y dichos cambios son percibidos por la ciudadanía; gracias por el aporte!!!!
ResponderEliminarInteresante el texto, pero hablando del "Plan de Continuidad", la gente lo recibe bien, pero hasta que punto nos habla de la poca capacidad "política" de Mancera para poder formar un grupo de trabajo propio. Se da continuidad a un idea, más no a un equipo, en este caso ¿Qué diferencia significaría que Ebrard gobernara otro periodo?
ResponderEliminarEl PRD ha tenido continuidad a sus programas, ideas, identidad y forma de gobernar. Pero si en próximos periodos todos apuesten por tener al mismo equipo, ¿Cuál sería el cambio?.
Uno de los grandes problemas en los mexicanos en cuestion de politica siempre ha sido el desconocimineto de la misma ..no me gusta generalizar pero una gran parte de la poblacion ha ejercido votos sin saber absolutamente nada sobre el candidato al que esta dandole su apoyo
ResponderEliminarCreo que como pais aun no entendemos la importancia de que ciudadanos comprometidos y preparados tenga un espacio en nuestra politica en pro del pais , ya basta de la imposicion y del pago de favores, esa cadena viciosa debe terminar por que es la que daña el progreso del pais.
Es alentador ver que poco a poco la gente se interese mas por la politica, sus funcionarios y su trabajo por algo se empieza y ese es un paso importantisimo!