miércoles, 26 de octubre de 2011

SER MUJER

En el pasado se creía que lo único que debían hacer las mujeres era estar al servicio de sus esposos y atender su hogar, hoy hemos demostrado que además de ser formadoras de hogares podemos hacer muchas cosas más en distintos ámbitos de la sociedad como en la política, economía, deportes, ciencia o tecnología.
En México han existido mujeres inolvidables; recordemos a las famosas “Adelitas” quienes tuvieron un gran papel en la Revolución, sin dejar de lado aquellas que desafiaron las reglas para poder ganarse un lugar en la sociedad como Sor Juana Inés de la Cruz  y Frida Kahlo.
En el mes de septiembre, la Cámara de Diputados de México aprobó una reforma que abre la posibilidad de que por primera vez una mujer sea nombrada ministra de la Defensa Nacional, institución en la que hay cerca de 10 mil 565 mujeres; y me pregunto ¿cuál sexo débil?
Otro ejemplo de mujeres valientes es Andrea Cruz, la primera mujer piloto de la Fuerza Aérea Mexicana, quien con su ejemplo ayuda a que muchas mujeres, niñas y adolescentes, aspiren a hacer realidad sus sueños y a no dejar que nadie les diga que no pueden por ser mujeres.
Las mujeres tenemos los mismos derechos y obligaciones que los hombres aunque esto no se respeta en todas partes del mundo; como ejemplo esta Arabia Saudí en África, donde en el 2015 las mujeres podrán votar por primera vez en su historia, esto es un logro pero en cambio, tienen prohibido algo tan simple como manejar un automóvil.
La igualdad de géneros la debemos fomentar desde nuestros hogares al NO criar hombres “machos” ni mujeres “sumisas”. Dando la educación adecuada podemos combatir tantos problemas de discriminación sexual que actualmente enfrentamos, fomentemos en nuestras hijas e hijos los valores de respeto, tolerancia y amor que cada mexicano debe tener.
Las mujeres cada día seguimos generando mayores oportunidades de desarrollo, es bueno saber que como sociedad estamos avanzando.

“Nadie puede hacernos sentir inferiores sin nuestro consentimiento.”
Eleanor Roosevelt


Soto Sandoval Mayra Dennise

martes, 18 de octubre de 2011

La educación es la solución

Hasta cuando seguiremos hablando y tratando con lo mismo. Los medios están llenos de malas noticias que ocurren en nuestro país, esta información se ve en todo el mundo pero ¿qué hay con las buenas noticias? Nuestra nación está llena de gente trabajadora, responsable y con ganas de salir adelante, esas son las noticias que hay que rescatar y exportar.
La solución a la situación actual de nuestro país no es combatir la violencia con más violencia, hay que trabajar desde abajo, con criterio y carácter y ¿qué hay que hacer? Trabajar en la EDUCACIÓN de nuestros niños y jóvenes, a ellos hay que indicarles cuál es el camino correcto que hay que seguir, con principios y valores que se forjan en la familia, solo así podremos avanzar todos hacia un mismo objetivo: un México mejor, lleno de logros, avances científicos y tecnológicos, saber explotar nuestros recursos para beneficio propio, crecer como la gran Nación que somos.
Vamos a CRECER atendiendo a los niños. Tiene que haber un proceso evolutivo en la educación el cual permita que cualquier niño, no importando clase, color o religión reciba educación de calidad y gratuita, es nuestro derecho como mexicanos y esa es la clave que nos permitirá el correcto avance.
Los niños deben tener siempre en las manos pelotas, juguetes, libros y sueños. Actuemos entonces, no nos quedemos de brazos cruzados; vivimos en un gran país que ha superado diversas problemáticas, sabemos que somos más lo que queremos el bien tanto para uno mismo como para nuestros hijos, demostremos que tenemos esa gran capacidad.
Salgamos adelante en cosas productivas y benéficas como el deporte, el desarrollo tecnológico y la ciencia pero, antes de demostrarle al mundo que México no solamente es ese México de las noticias, debemos de creerlo y demostrarnos a nosotros mismos que es posible.
Carlos Alberto García Hernández

martes, 11 de octubre de 2011

De mil héroes la patria aquí es

México, mi patria, mi color, mi fortaleza, mi orgullo, hablar de él es envolverme en sus montañas, lagos, selvas, arrecifes, en toda su infinita riqueza natural, y ni hablar de sus platillos tradicionales como el mole, pozole, sopes, quesadillas, arroz y en ese delicioso guacamole, por que se hace agua la boca de sólo pensar en ellos. No puedo pasar por alto nuestros trajes típicos, que al momento de danzar con ellos expresamos esa pasión de lo que es ser mexicano. Y qué decir del mariachi, a todos nos gusta; los huapangos, el son jarocho, las bombas a todos nos pone a cantar y bailar sin poder ocultar la sonrisa en la cara. Pero de toda la música que tiene México, hay una melodía en especial que desde pequeña entro en mi corazón y no saldrá jamás: EL HIMNO NACIONAL MEXICANO. Uno de los símbolos patrios, escrito en 1853 por Francisco González Bocanegra y musicalizado por Jaime Nunó Roca, siendo estrenado el 15 de Septiembre de 1854.
Desde la primera vez que escuché el himno de mi patria me identifique con él y lo adopte como mío, en ese momento hice el mayor esfuerzo por aprenderlo y cantarlo con todo mi ser. Recuerdo, los lunes de preescolar y primaria, todos de blanco muy atentos en formación, para comenzar los honores a nuestro sagrado pendón tricolor con el centro más bello que he visto, el escudo, un águila luchando contra una serpiente posada sobre un nopal en medio de un lago, representando, la señal que los aztecas buscaban para fundar su nueva ciudad.
Viajo en mi pasado, recuerdo los tambores y trompetas resonando una y otra vez, dándonos el aviso para empezar a entonar:
“MEXICANOS AL GRITO DE GUERRA, EL ACERO APRESTAD Y EL BRIDON Y RETIEMBLE EN SU CENTRO LA TIERRA, AL SONORO RUGIR DEL CAÑON”
Me maravillan sus versos, en ellos se expresa una gran pasión y orgullo por la patria, se refleja la valentía del mexicano al estar completamente dispuesto a dejarlo todo en la zona de batalla, incluso la vida misma antes que rendirse. Todo el tiempo hemos sido verdaderos guerreros, no solo en el pasado, lo somos desde nuestros ancestros los aztecas hasta la actualidad y es que no hay mexicano que se de por vencido sin haberlo intentado y luchado. México siempre será un país que de pelea para  proteger su honor, unión y libertad.
Y así como yo y todos los mexicanos nos hemos sentido orgullosos de entonar el canto de nuestra patria, se que en un futuro nuestros descendientes lo harán del mismo modo, y es que yo sueño con el momento en el que mi hijo cante honroso de su México:
“Y en tus templos palacios y torres se derrumben con horrido estruendo, y sus ruinas existan diciendo: De mil héroes la patria aquí fue”

María Luisa González Hernández

martes, 4 de octubre de 2011

Un poco de luz

El destino de los hombres está hecho de momentos
felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices.
Friedrich Nietzsche.
Se dice que la vida es una búsqueda. Pero, ¿Qué es lo que buscamos? Definitivamente la felicidad estaría en la lista de la mayoría de las personas.  
Esto nunca es tan útil y tan cierto como en estos tiempos en que vivimos. Sin embargo, cuando el mundo parece estar lleno de caos, es cuando más difícil nos resulta encontrar razones o hechos para ser felices. Es lo común, es lo normal dejarse abrumar por la nube que se posa sobre nosotros. La normalidad, esta vez, no es ni lo mejor ni lo más recomendable. Necesitamos de algo distinto, una nueva luz para alumbrarnos.
Demos un paso atrás y veamos las cosas con una perspectiva más amplia. Si la iluminación es escaza, las cosas con luz propia brillan aún más. El contraste que nos brinda la situación actual es una oportunidad para dar un vuelco a nuestra escala de valores.
¿Un ejemplo? Un auto es considerado un bien deseable, algo que proporciona estatus, que brinda seguridad. Sin embargo, este pasado Día Mundial Sin Auto, algunas personas decidieron darle la vuelta a las cosas que consideraban importantes y dejar su auto en casa. Por un día importaba más cuidar el planeta que presumir el nuevo BMW. No fue una solución mágica, como ninguna lo es; pero si un halo de luz que ilumina un poco el camino. Tal vez el próximo año veremos una ciudad completamente carente de autos. No lo sabemos, pero la semilla ya esta germinando.
También podríamos tomar como ejemplo nuestras pasadas fiestas patrias. ¿Qué celebrar? Es fácil: México. Pero no el México de las noticias, de los encabezados, de las cifras. Celebramos mejor el México en donde tus papás nacieron, sobre el que te cuentan historias del lugar donde nacieron. El México que tú construyes cuando te levantas temprano para salir a trabajar, por el que te desvelas para terminar alguna tarea, el que tiene cultura e historia como para compartir con todo el mundo.
No necesitamos actos multitudinarios para encontrar un poco de felicidad. La puedes encontrar en la niña que va sentada junto a ti en el transporte y hace alguna pregunta pueril a su mamá, haciendo carcajear a todos los que la escuchan. Encuéntrala en el extraño que te  hace un favor pequeño –cederte el lugar, recoger algo que tiraste por descuido; en el auto que se detiene, a pesar de que el semáforo ya cambio a verde, para dejar pasar a una persona mayor–.  
Pero, sobre todo, crea pequeños rayos de luz que disipen un poco la niebla que cubre a los demás. No tiene que ser algo grandioso, simplemente algo honesto, algo distinto. Y, tal vez, poco a poco, nuestra luz disperse poco a poco toda la obscuridad.
Daniel Amhed Torres Martínez