martes, 29 de enero de 2013

Morena, el nuevo partido de México

El pasado 9 de septiembre de 2012, López Obrador, en un mitin en la plaza del Zócalo, llamaba a la creación de un nuevo partido, MORENA, fundado a partir del “Movimiento de Regeneración Nacional”, movimiento de apoyo hacia su persona que le ha ayudado desde 2011.

López Obrador aspira a convertir a Morena en el nuevo gran partido político de izquierda. Es por ello que rechazó el ofrecimiento del Partido del Trabajo y de Movimiento Ciudadano para aprovechar sus registros como partidos porque él quiere “crear algo nuevo”. Ese nuevo partido quiere aglutinar todas las fuerzas de izquierda que apoyan a AMLO y convertirse en una alternativa válida y nueva en el escenario político mexicano. En una encuesta realizada por Grupo Impacto Inteligente, de hecho, el 36% de los encuestados ya creen que Morena es un partido en sí.

Obrador consiguió 16 millones de votos (32%) en las elecciones del pasado 1 de julio. Es una cifra notable y que quiere aprovechar ahora para erigirse en el líder de una formación que tenga solo una voz y una cara visible, la suya, en comparación con el PRD, donde sus “tribus” y diferentes ideologías han hecho surgir periodos de crisis y de falta de un liderazgo unitario. El nuevo partido nace con la idea de diferenciarse del resto, sin voces discordantes y luchando contra el amiguismo y la corrupción. Además, goza de una buena imagen ante la población, al no haber sido un partido político anteriormente, sino un movimiento social. Así, según Gii360, un 42% de los encuestados tiene una buena o muy buena valoración sobre ellos, por un 15,4% que la tiene mala o muy mala.

La creación como partido de Morena es un duro golpe para el partido hasta ahora hegemónico de izquierdas en México, el PRD, que precisamente ha contado con AMLO como candidato en las dos últimas elecciones y que esta semana ha iniciado un proceso interno de re-afiliación.

La división de la izquierda en México, por parte de ambos partidos, no pretende ser ningún cisma, al menos públicamente, y los dos intentan no denostar al adversario para conseguir a los votantes progresistas. Así, AMLO ya dijo en su discurso que “agradezco en especial al PRD, partido en el que me tocó participar desde su fundación, en el cual milité durante 23 años y del que fui dirigente. Iniciamos una nueva etapa” y expresó agradecimiento a los dirigentes y militantes de las agrupaciones políticas que integran el Movimiento Progresista -Partido de la Revolución Democrática (PRD), Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC)-, por el apoyo recibido.

Por su parte, Jesús Zambrano, presidente Nacional del PRD dijo en el evento de arranque de su campaña de afiliación que no pelearán con Morena e incluso dio la bienvenida al movimiento en su intención de convertirse en partido político.

Sin embargo, ambos saben que una izquierda dividida no conseguirá el poder en México en próximas elecciones. En Morena se espera una izquierda algo más radical en contra del gobierno de Peña Nieto; en el PRD, una oposición de centro-izquierda. Serán los actuales militantes del PRD los que elijan de qué lado están y en qué grado confían en AMLO para volver a ser la alternativa de izquierdas en México, o si prefieren confiar en el viejo partido, el PRD, totalmente renovado.

Las derrotas electorales llevan al cambio y ambas fuerzas de izquierda dicen representarlo. Hacia el partido Morena se irán los militantes más activistas y en contra de las políticas de derecha (también se teme una desbandada en el partido del trabajo), mientras que el PRD pugna por mantener a los progresistas moderados y conseguir “pescar” a antiguos votantes de centro del PAN, que al ya no estar AMLO a bordo pueden acercarse al partido. Será toda una lucha y un desafío para demostrar cual es la mejor opción como partido para la izquierda mexicana.

Según la ley electoral, los partidos políticos solo podrán empezar a constituirse en enero siguiente a la elección presidencial, tras cumplir con ciertos requisitos. Es ahora cuando más acciones de difusión estamos viendo por parte del potencial partido. Necesitan esa visibilidad para conseguir militantes y distribuirse por todo el país, tal como pide el IFE. Sus afiliados deben ser por lo menos el 0.26% del padrón electoral registrado en el año electoral. Según los datos de 2012, Morena deberá mostrar al IFE que cuenta con 219,608 militantes oficiales (el movimiento de apoyo a AMLO ya contaba con 5 millones de simpatizantes para las elecciones del 1 de julio).

Será en agosto de 2014 cuando se decida si el partido es inscrito como tal. Hasta entonces, queda una larga pero interesante lucha para decidir quien será el partido hegemónico de izquierdas en México. Pero no hay que olvidar que una división en las izquierdas solo es buena para el partido de derechas, y eso deben recordarlo tanto el PRD como Morena, de ahí su pelea para conseguir esos militantes y esa visibilidad. La división, tal vez necesaria, puede estar motivada por simple ego, por búsqueda de mantenerse en el poder, por estar cansados de trifulcas internas, etc., pero lo cierto es que sólo puede quedar un partido de izquierdas, hegemónico, si quieren gobernar en 2018.
 
XAVIER PEYTIBI @xpeytibi
Consultor de comunicación política en Ideograma y autor del blog
 

martes, 22 de enero de 2013

Expectativas del Sexenio de Enrique Peña Nieto (Desde la lupa ciudadana)


En los últimos años he observado que la participación ciudadana no ha sido el centro de atención del gobierno. No sólo no han sido creados los mecanismos adecuados para fortalecer la democracia, sino que además se ha limitado la participación y se han tratado de dejar fuera voces importantes que, por mucho tiempo, han trabajado en temas que deberían ser utilizados para la creación de políticas públicas. La participación ciudadana para muchos políticos se acota al derecho del ciudadano de votar, es ahí donde él expresa su sentir para elegir a quienes lo representaran en el Legislativo o en el Ejecutivo y es olvidado hasta las próximas elecciones. La lectura que tengo sobre las expectativas del nuevo gobierno de Peña Nieto no está basada únicamente en acciones realizadas desde el 1 de diciembre. Los antecedentes del Partido de la Revolución Institucional (PRI), la campaña de Enrique Peña Nieto (EPN) y el sexenio de Felipe Calderón nos brindan un panorama para hacer una evaluación y determinar si el discurso se convertirá en realidad entre 2012 y 2018.

Las acciones loables que puntualmente se han dado a conocer por parte del ejecutivo, uniendo a un gran proyecto de nación a dos de las fuerzas políticas más representativas del país, parecen un buen augurio para el inicio de este difícil período. Llamar “Pacto por México” a un acuerdo entre tres fuerzas políticas me hace dudar de sus alcances, lo califico como difícil por el breve tiempo para lograr el cumplimiento de los 95 puntos del mismo pero sobretodo por la falta de la participación de la Sociedad Civil en el diseño, desarrollo y evaluación del mismo.

Existen grandes áreas de oportunidad para refrendar la confianza de los mexicanos, sin embargo, hoy  no sólo se necesitan buenas intenciones y discursos agradables al oído, se requieren acciones integrales que demuestren y sean el semillero de cambio que urge en nuestro país.

Este gobierno deberá entender que la sociedad no es sólo un ente observador de lo que acontece, es y debe ser el principal factor de cambio. Las expectativas de la población encuestada por Gii360 ponderan con mayor prioridad a la educación (29.3%) y creación de empleo (29.3%) como las principales necesidades que tiene la población. Si se deja fuera a la ciudadanía y se piensa que los 3 poderes del Estado van a lograr que los índices de violencia disminuyan, la educación incremente su calidad, la economía favorezca a todos los estratos sociales, la oferta de empleo sea acorde a las necesidades, se goce de salud, justicia y libertad, las expectativas serán limitadas, el cambio debe provenir de las bases y emerger apoyado de las políticas públicas, no por ellas ni para ellas.

Un 41.7% de la población encuestada cree que éste sexenio será mucho mejor que el anterior y si su prioridad es la seguridad y el empleo, posiblemente la calificación final que brinde este sector sea mejor que la que hoy otorgan a Calderón. Sin más, creo que en el sexenio de Enrique Peña Nieto presenciaremos más reformas constitucionales, el resurgimiento de figuras políticas y también grandes luchas en los gobiernos de los Estados que tengan elecciones, negociaciones con los poderes fácticos y el registro de al menos dos partidos políticos e importantes acontecimientos que repercutirán en el día a día de todos los mexicanos.

Dinorah García Zarate @Dinorah_garza
Integrante del colectivo #ReformapolíticaYa

martes, 15 de enero de 2013

Nivel de conocimiento en política


Si existe una afirmación en la que casi todo el orbe planetario coincidiría (incluso en aquellos entornos dictatoriales) es que la ciudadanía cada vez está más desvinculada de la actividad política. En las democracias consolidadas –lo que a menudo llamamos democracias occidentales- ello se verbaliza con el término “desafección democrática”.

Dicho de otro modo, a las muestras de descontento ciudadano y a las críticas hacia los políticos y “la política”, se responde desde sesudas investigaciones que lo que sucede es que los ciudadanos “cada vez están más cansados”.

Pues bien, GII360 se acercó a un aspecto previo de dicha discusión en agosto pasado en el ámbito de la capital mexicana. Si asumimos la máxima de que “para quejarse uno debe conocer” que está en el fondo de las grandes teorías sobre la desafección democrática, deberíamos constatar y contrastar si efectivamente el ciudadano “conoce” aquello sobre lo que luego mostrará su descontento.

La mala noticia es que, de la encuesta levantada en el DF a principios de agosto del año pasado (tras la resaca de un proceso electoral que podría llevarnos a pensar que la ciudadanía tendría un elevadísimo nivel de conocimiento de todo lo relacionado con la política) el principal resultado que obtenemos es que apenas una tercera parte de los encuestados se muestra capaz de identificar correctamente la integración de los poderes de la unión. Peor aún es que, ante esa situación casi la mitad de los encuestados afirma –parece que sin ruborizarse- que directamente desconoce cuáles sean esos poderes (recordemos: ejecutivo, legislativo y judicial).

Dentro de ese pésimo escenario, el porcentaje de encuestados que es capaz de identificar quién o qué integra cada poder crece un poquito, aunque sin llegar en ningún caso al 50% de los mismos (44% para el ejecutivo y 46% para el legislativo) obviando que los valores descienden hasta el 22% de acierto en el caso del poder judicial.

A partir de dicha base los resultados sobre la valoración de las facultades del Presidente, de los Diputados y los Senadores entran casi de lleno en el terreno de la ciencia esotérica: desconociendo las funciones de unos y otros el encuestado es, no obstante, capaz de evaluar sus obligaciones y el periodo de mandato. En ese ámbito destaca la división (casi a partes iguales) entre la aceptación y el rechazo a los términos de mandato del Presidente y Diputados, pero más sorprendente es que al evaluar el mandato de los Senadores (6 años, como en el caso del Presidente), el resultado sea claramente un rechazo significativo (44%) doblando el resto de valores.

Si les soy sincero, la única conclusión a la que seguramente llegaría un alienígena de visita a nuestro país que se encontrara con estos resultados sería que o bien los encuestados nos gastaron una broma (cosa difícil puesto que la selección de casos fue aleatoria); o bien tenemos un escenario de cultura política mucho peor del que habíamos supuesto hasta la fecha (cosa que no sería demasiado difícil de validar) o, tercera opción, a buena parte de nuestros conciudadanos “no les interesa” todo aquello que tenga que ver con el poder, la política o los políticos.

Aunque a la vista de la última pregunta de la encuesta seguramente deberíamos matizar que a pesar de todo la persona, el político, aparece como el único aspecto medianamente positivo: más del 50% valora la labor de la persona (Presidente) por encima del partido del que forma parte (17%). ¿A alguien le resulta extraño?


Dr. Josep Mª Reniu - Director de los Estudios de Ciencia Política y de la Administración (UB) - @jmreniu – http://www.ub.edu/OGC/JMReniu.htm 

martes, 8 de enero de 2013

Transición en el Gobierno Capitalino

El pasado 1 de Julio, se realizaron en México varias elecciones, entre ellas las que decidían al presidente de la nación, a algunos gobernadores, a los diputados y senadores, presidentes municipales y al Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Es en ésta última, en la que se ha centrado la encuesta realizada por Gii360º y que un servidor analizará.

Al observar y leer una encuesta es de suma importancia fijarse inicialmente en el muestreo. Allí nos deben de informar del tipo de target seleccionado, la forma de selección, el tamaño de la muestra (es decir, a cuanta gente se ha encuestado), el tipo de confianza y el margen de error, los días de la realización y el lugar. Toda ésta información ayuda a situar al lector, y así poder crear el marco o el mapa mental del entorno. Con ésta información podemos saber si la encuesta está bien realizada o contextualizada en tiempo, tema y momento.

En ésta encuesta podemos observar que su realización es telefónica, desconocemos la hora de la realización de las llamadas, pero hay una alta probabilidad de que el porcentaje de jóvenes encuestados sea muy bajo, ya que con poca frecuencia se encuentran en la casa. Aún así, no distorsiona el estudio.

Un dato muy relevante e interesante es el que se refiere al nivel de contentamiento (satisfacción) de la ciudadanía con el que ha sido durante los últimos 6 años el Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard. Las calificaciones son muy altas, un 60.4% lo califica entre el 8 y la máxima nota, 10. Dejándolo con un alto nivel de popularidad y muy bien posicionado por si en un futuro decide aspirar a otro cargo público. De hecho, un alto porcentaje de la población, casi un 79%,  percibe que el Jefe de Gobierno saliente quiere participar en un puesto de elección popular. Éste dato sería devastador y de uso obligatorio a la hora de hacer una campaña electoral, el problema llega cuando no se ven elecciones en el horizonte y tiene que mantener el nivel de popularidad alto sin ningún cargo público que le pueda servir de plataforma mediática. Así que, tendrá un reto interesante más por delante si quiere ser el candidato del PRD para la presidencia de la nación,  que es el de mantener el nivel mediático y la alta popularidad, y a su vez competir si fuere necesario contra Mancera si hace un buen trabajo en el Distrito Federal.

El nivel de conocimiento político que tiene la ciudadanía actualmente es óptimo, ya que más del 80% de la población conoce que hubo un cambio en el gobierno capitalino y que el nuevo Jefe de Gobierno proviene del PRD, el mismo partido con el que gobernaba Ebrard. Por otro lado, vemos un bajo nivel de conocimiento de la conformación del Gobierno Capitalino con más del 82.2% de desconocimiento por parte de los encuestados.

Eso sí, a la pregunta referente a la aceptación y participación de Cuauhtémoc Cárdenas en el Gabinete Capitalino al 47.8% le parece Bien. Sería bueno conocer el nivel de popularidad de Cárdenas y las características principales con que la gente lo asocia para poder contrastar y entender mejor el porqué de su aceptación.

Cabe destacar la buena opinión que la mayoría de gente tiene del nuevo Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, que más del 65% tiene una opinión buena o muy buena y le otorgan características positivas tales como: Preparación (29.1%), Honestidad (27.9%) y Liderazgo (16.5%). La buena imagen de proporciona predisposición de la gente a la hora de gobernar, muy útil en el inicio del mandato, ya que le dejarán más margen de actuación para poder trabajar y desarrollar todos los proyectos prometidos.

Su gran hándicap será el de igualar o superar a Marcelo Ebrard en la forma de gobernar, tal y cómo se puede observar en la encuesta en la pregunta de que se espera del nuevo gobierno, en la cual la gente pide los valores que Ebrard empezó a reivindicar e implementar cómo forma de buen gobierno. Alguna de las demandas que podemos encontrar son; administración responsable (23.2%), transparente (17.6%), preocupada por la gente (17.6%), cercana a la gente (16.9%), así como honesta (14.3%).

Por otra parte, podemos ver que los temas que más preocupan son los referentes a: la Seguridad (41.7%), Educación (11.2%) y Corrupción (6.63%). Temas muy populares  y recurrentes en México. Pero muy a la orden del día a nivel internacional en los tiempos de crisis económica como el empleo (29.6%).

Finalmente hacer hincapié en que los sectores a los que se les tiene que priorizar a la hora de trabajar son a los sectores más desprotegidos de la sociedad: niños (39%), jóvenes (30.6%) y adultos mayores (12.9%). Ellos (los niños y los jóvenes) son los que mañana escribirán la historia del México del futuro. Transformando su historia se transformará la historia de todos.

Es importante resaltar la muy buena valoración que se le otorga a Marcelo Ebrard, que sale con una popularidad positiva muy alta y fuerte seguramente debida a la buena gestión de sus años como jefe del gobierno capitalino. Le toca un trabajo duro y constante para poder mantener su buena popularidad y poder ser, en un futuro el próximo candidato para la presidencia de la nación. Eso sí, no se puede relajar, ya que estamos viendo el inicio de un fuerte competidor, que sí tiene todos los medios necesarios para poder trabajar, ser mediático y aumentar su  alto nivel de popularidad y aceptación. Estoy hablando de Miguel Ángel Mancera, el que podríamos decir que es el surgir de un nuevo líder para el PRD, ahora faltará ver si realmente está al nivel de las expectativas.

Lleïr Daban i Hurtós  - Estratega político  en comunicación y marca de ciudad.