El 27 de enero se celebra el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto en el cual la ONU intenta recordar al mundo este acontecimiento que marco la historia por las millones de muertes de personas de algunos grupos sociales de Europa. Este día nos recuerda la crueldad que lleva a ciertos pueblos a no respetar la vida.
El Holocausto fue la aniquilación de seis millones de judíos por los alemanes nazis y sus colaboradores como un acto central del estado durante la Segunda Guerra Mundial. En 1933, dos de cada tres judíos europeos habían sido asesinados pero a pesar de que los judíos fueron las principales víctimas, cientos de miles de gitanos y por lo menos 250.000 personas mental o físicamente mal de salud también fueron víctimas del genocidio nazi.
Como la tiranía nazi se extendió por Europa desde 1933 hasta 1945, millones de personas inocentes fueron perseguidos. Más de tres millones de prisioneros de guerra soviéticos fueron asesinados debido a su nacionalidad. Los polacos, así como otros eslovenos, fueron objeto de trabajo como esclavos, y como resultado, murieron casi dos millones de personas. Los homosexuales y otros considerados "anti-social" también fueron perseguidos y asesinados a menudo.
El Holocausto es conocido como el genocidio más importante del mundo; fue una lucha entre ideologías, religiones y política, por ejemplo, miles de disidentes políticos y religiosos, como comunistas, socialistas, sindicalistas, y los testigos de Jehová fueron perseguidos por sus creencias y comportamiento.
Nadie tiene el derecho de quitar la vida solo por no compartir creencias, religiones, costumbres y preferencias sexuales. El respeto a la vida es respetarte a ti mismo. La importancia de seguir recordando esta etapa en la historia de la humanidad es para sensibilizarnos y tomar conciencia de quienes somos, de no ver los problemas de nuestro país y el de otros como lejanos solo por el hecho de que a nosotros no nos ha pasado, todos los días mueren niños, mujeres, jóvenes, ancianos y hombres buenos por culpa de la codicia y la indiferencia.
Hagamos que valga la pena la muerte de muchos inocentes, no sólo de las personas que fallecieron en la Segunda Guerra Mundial, si no de aquellos pueblos indígenas, países donde hay guerrillas, países como el nuestro donde la violencia es un tema que ha crecido. Hay que hacer valer con conciencia, predicando amor, respeto, confianza y protección hacia nuestros semejantes.
La paz es un estado de tranquilidad al que todos deseamos llegar. Las guerras dejan sufrimiento, podemos tener el mundo que queremos en el cual nuestros hijos y los hijos de ellos crezcan sanamente. Esto no es imposible, comencemos por nuestro hogar, expandir la energía de paz de adentro hacia afuera y, sobre todo, que no nos sean indiferentes los problemas de otros países porque todos somos la misma raza, la Humana.