Las estadísticas son muy alarmantes pues se habla de
que el 70% de las mujeres a nivel mundial son violentadas y abusadas; que sus
derechos humanos les son negados en su estado más básico; es larga la lista de
crímenes que se comenten en su contra y lo peor es que el 75% de los crímenes
que son denunciados quedan impunes. La situación es mucho peor de lo que imaginamos, pues no
sólo se trata de golpes, hay violaciones, en algunos lugares del mundo las
mutilan y hasta las asesinan; las denigran a un punto en el que las ven sólo
como objeto sexual o para las tareas domesticas.
Podría enumerar los delitos de los cuales son víctimas
y poner los números de las estadísticas, pero después de leer todos estos datos
pensé en mi esposa, y me pregunte ¿Que sentiría yo si le sucediera algo así?
¿En que nos hemos convertido? ¿Por qué estamos actuando de este modo?
No puedo describir la indignación y el enojo que se
siente de solo pensar que a una mujer de mi familia le suceda algo así; si
pasara sería mucho mayor y mi reacción no la sé, solo sé que es momento de
hacer algo para evitarlo. No puede ser que estemos actuando de esta manera;
insultar, denigrar y hasta golpear a nuestras mujeres nos convierte en seres
sin moral y en unos delincuentes y todo porque no somos capaces de arreglar
nuestras diferencias de forma inteligente. Vivimos en una cultura machista
donde los hombres son los que pueden y las mujeres no; vemos de forma tan
natural como las mujeres son maltratadas y no hacemos nada. Vivimos con la idea
de que “Si no es de mi familia no me afecta” y cuando sucede en nuestros
hogares siempre encontramos alguna disculpa sin sentido.
Estamos ante un fenómeno que debemos combatir junto a
ellas porque son parte fundamental de nuestras vidas: son nuestras madres,
hermanas, esposas, hijas, amigas. No podemos permitir que sigan siendo víctimas
de crímenes tan atroces y mucho menos debemos ser los que las ultrajan, en
cualquiera de sus formas.
Hay claros ejemplos de mujeres que lucharon y luchan
porque los derechos de ellas sean respetados y que los crímenes de los que son
víctimas tengan un castigo justo, además de que no se queden impunes. Ahora nos
toca a todos los demás seguir ese ejemplo para que nuestras mujeres ya no estén
en riesgo de sufrir tales abusos.
Sabemos que las mujeres pueden ser grandes artistas,
científicas, empresarias, etc. Pero que para poder sobresalir han tenido que
luchar mucho. Yo me pregunto, ¿qué sería de este mundo si las mujeres tuvieran
las mismas oportunidades; si la igualdad de género fuera una realidad?....
Isaac Rodríguez
Gutiérrez