Como todos sabemos Navidad es una de
las fechas más importantes para los cristianos porque simboliza el nacimiento
de Jesús y más en nuestro país donde más del 80% cree en Jesucristo. Pero
además de ser una celebración religiosa la navidad es una fecha donde podemos
reflexionar y agradecer lo que tenemos. Este tiempo de reflexión debería
servimos para evaluar el año que acaba, nuestros logros, nuestros fracasos (de
los cuales siempre se aprende) y renovar nuestras metas y lo que haremos para
cumplirlas. Este tiempo de introspección es fundamental para una vida en paz
con nosotros mismos.
El agradecer lo que tenemos nos
ayuda a valorar lo buena que es la vida con nosotros en lugar de quejarnos. Esta
reflexión y agradecimiento crea sentimientos y pensamientos positivos, energía
que nos hará más fuertes y felices, además, es un plus aprovechar para convivir
con nuestra familia. Sé que se dice que la Navidad es una época de paz y de
amor y sinceramente sí lo creo porque es una oportunidad para tener un espacio
y darnos cuenta cómo estamos llevando nuestra vida y qué clase de personas
queremos ser, es un momento para decirles a nuestros seres queridos lo mucho
que los amamos dejando de lado el orgullo y el resentimiento.
Navidad es una época del año tan
especial porque de algún modo es una fecha en nuestro calendario donde podemos aprovechar
para llenar nuestro espíritu de cosas buenas y momentos felices dignos de
recordar.
Por otro lado esta fiesta está llena
de símbolos, que son parte de la magia de estas fechas como los villancicos
navideños, que son canciones populares trasmitidas de generación en generación
que llevan en sus letras mensajes cristianos, además de la unión familiar. Una
de las canciones o villancicos más conocidos alrededor del mundo es Noche de
Paz, que se ha traducido a múltiples idiomas.
Poner el pesebre por ejemplo es una
representación del nacimiento del niño Dios en Belén, donde en una maqueta de
diferentes tamaños y diferentes materiales se representa a cada uno de los
personajes del nacimiento de Jesús, que son señalados en la biblia; la sagrada
familia los 3 reyes magos, la estrella de belén, los ángeles y los animales del
pesebre. Esta tradición empezó con San Francisco de Asís y muchos países
latinoamericanos la seguimos adoptando, en Chile, México y Argentina la figura
del niño Dios se coloca hasta las 12 de la noche (hora de su nacimiento).
La propia cena navideña es un
simbolismo de la unión de la familia. El árbol de navidad igualmente tiene un
significado que data de hace siglos. La costumbre de decorar árboles llega de
Europa del norte siglos antes de Jesucristo. La idea era embellecer a la
naturaleza muerta durante el solsticio de invierno y se usaban algunas ramas
verdes como un ritual mágico para conseguir el retoño de las plantas y la
victoria de la luz sobre las tinieblas. Tiempo después se consideró a este
árbol como descendiente del “árbol del mundo” según los escandinavos, donde sus
ramas y raíces unían el cielo, la tierra y el infierno, al igual que
simbolizaba la renovación de la vida y el verde del follaje representaba la
inmortalidad.
Los judíos tienen una celebración en
invierno llamada “la fiesta de las luces” (Hanukkah), donde durante 7 días
seguidos alumbran sus casas con velas en un candelabro de 9 brazos (Hanukka h Menorah).
Más tarde todas estas costumbres fueron retomadas por los padres de la iglesia
dándoles un significado cristiano basado en el árbol de navidad vaticinado por
el profeta Isaías: “La Gloria del Líbano vendrá a ti
pueblo de Dios; el ciprés, el árbol de pino y el árbol de boj, vendrán a
embellecer mi lugar santo, especialmente, nos dice Isaías: una rama saldrá del
tronco de Jesé, un brote surgirá de sus raíces. Sobre él reposara el espíritu
de Yavhé, espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de prudencia, para
gobernar conforme a sus preceptos. No juzgara por las apariencias ni se decidirá
por lo que se dice (Is 11,3).
Basándose
en ese texto el significado actual de nuestro árbol navideño, es la intención
que se tiene de embellecer más la venida de Jesucristo y como esperamos su
venida en nuestros corazones, casas y familias, al igual que nuestra alegría y
la abundancia por medio de sus ramas. (4) Todos estos adornos, cena, belleza y
espiritualidad que se presentan en esta época, sin duda nos dan como resultado
una de las épocas más hermosas y esperadas del año para la mayoría de los que
celebramos la Navidad.
Sara Sofía Alpuche de Dios Ramírez
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