miércoles, 22 de junio de 2011

¿DESCONOCIDOS POR LAS CALLES?

Me sorprende la capacidad de la sociedad actual por hundirse en sus propios pensamientos, mirar en su interior todo el tiempo y abandonar la idea de que existe un mundo exterior, entornos y personas además del propio. Todos los días salimos de nuestras casas o departamentos a deambular por las calles de la ciudad, ya sea a pie, en transporte público o en automóvil. Recorrer la selva de pavimento. Afortunadamente aún prevalecen diferencias entre las grandes ciudades y las pequeñas provincias, en estas últimas la gente aún se saluda en las calles, conocen los nombres de todos sus vecinos, siempre hay un buenos días, tardes o noches aunque no te conozcan es decir, aun existe calidez humana. Es increíble vivir en grandes ciudades, éstas tienen sus ventajas en educación, cultura, entretenimiento, comercio, empleo, es decir, encontramos más de todo esto en un mismo lugar, pero a menudo olvidamos algo de lo que deberíamos seguir recordando: el reconocimiento del prójimo. Hay que admitir que ya no saludamos a nuestros vecinos o a la mayoría de ellos, tampoco tenemos un buenos días para el chofer del camión, para los que comparten asiento con nosotros en el transporte o para el que se sube al ascensor y nos hace compañía, vamos inmersos en pensamientos, preocupaciones, conversaciones imaginarias  y demás que nos separan de este mundo real. Es común encontrarnos a la misma persona todos los días en el trasporte rumbo al trabajo y/o escuela y lo extraño es que la conocemos de vista pero no nos atrevemos, por pena o apatía, en emitir un “buenos días”, así pasar la barrera y entonces conocerla de palabra. Quizás las personas de las grandes ciudades vivimos en constante estrés generado por infinidad de factores, a diferencia de estas ciudades, yo considero que las pequeñas provincias, a pesar del estrés que se pueda generar en ellas, no olvidan la condición humana la cuál es más importante que cualquier preocupación y se puede sentir la calidez con que ellos viven y se relacionan con su entorno, aún con todos sus problemas. El hacernos empáticos y tener una actitud positiva con la gente que nos rodea, es reconocer que la persona a nuestro lado es, al igual que nosotros, parte de dicho mundo y merece un reconocimiento como tal. Intentemos no pasar desapercibidos, tratemos de dejar huella, presentarnos ante la vida con la mejor actitud, lo que se queda en este instante es la permanencia de nuestra energía, un buenos días, una cálida sonrisa o un cruzar miradas amistosas no nos hace menos gerentes, bonitas, atractivos, empleados de una buena empresa, ricos, pobres, etc., nos hace más humanos. Nada cuesta empezar por uno mismo, nada cuesta voltear y ser educado con los demás, estoy segura de que a esa persona que saludamos o con la que tenemos un pequeño detalle de cortesía nos recordará todo el día. Busquemos la permanencia en el pensamiento de una, dos, tres o varias personas. Regalemos sonrisas. Te invito a construir un entorno inmediato más agradable y menos estresante, esos detalles optimistas se irán contagiando poco a poco y así lograremos un medio ambiente social armónico y de paz, únicamente es sensibilizarnos y abrirnos a la idea de que no somos los únicos y hay que convivir. No es saludar por educación, es saludar por liberación y convivencia humana.

 TANIA HERNÁNDEZ

5 comentarios:

  1. Es verdad que muchas veces nos sumergimos tanto en nuestros propios problemas o pensamientos que nos olvidamos que vivimos en una sociedad, y es por eso que debemos convivir con nuestra familia, vecinos y nuestros compañeros.
    Un simple saludo marca la diferencia para tener buenas relaciones, porque todos somos parte de un mismo país y todos queremos que México salga adelante.

    ResponderEliminar
  2. Estoy de acuerdo; en las grandes ciudades la gente solemos portarnos apáticos, incluso antisociales, con nuestros conciudadanos. La tecnología - celulares, reproductores de mp3 y demás – han contribuido a que este comportamiento se exacerbe.

    También concedo que un gesto amable puede hacer que la cara de tu día cambie. Si todos tenemos una actitud más amable y amigable con la gente que nos rodea, tendremos un día a día más placentero. Sin embargo, no puedo evitar preguntarme, ¿hasta dónde nos pueden llevar las buenas intenciones? Tal vez ese pequeño cambio pueda hacer que nuestra vida se torne más satisfactoria. Y si nos acerca un paso más a sentirnos felices y satisfechos, vale la pena intentarlo.

    ResponderEliminar
  3. Es verdad, muchas veces vivimos tan rápido o siempre vamos corriendo por que se nos hace tarde o vamos sumergidos en nuestros pensamientos, o por los problemas que tenemos que no nos detenemos a dar ni el "buenos días" siempre estamos con malas caras por el mismo estrés, pero si realmente lo hiciéramos y saludáramos o regaláramos una sonrisa, nuestro panorama cambiaria, el ser amable y sonreír nos ayuda a sentirnos mejor además de traer la buena vibra :)

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. Cierto, estamos acostumbrados a Disentir, jamás a coadyuvar y no se diga ser empáticos con las demás personas, si simplemente volteáramos al lado y viéramos que estamos rodeados de seres tan semejantes a nosotros, nos haríamos la conciencia de la importancia de convivir. Podemos cambiar el día a alguien, y nuestro día simplemente al salir de la rutina y emitiendo un saludo cordial. Me temo que el mundo citadino y agobiante no cambiara si no nos atrevemos y yo no me creo que sea imposible; al contrario, es tan simple que el cómo hacerlo nos lo hemos olvidado ya.

    ResponderEliminar